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Homenaje a Don Jorge Bueso Arias
La Asociación Hondureña de Instituciones Bancarias rindió Homenaje al Señor Jorge Bueso el pasado 25 de julio de 2013, mediante el nombramiento de su Salón Principal como:
Salón Jorge Bueso Arias
Banquero del Cincuentenario
Honor que se le concedió por su trayectoria impecable, como Banquero de generaciones y ciudadano ejemplar.
Al evento asistieron representantes del Sistema Financiero, del Gobierno, Empresa Privada y familiares del homenajeado.
A continuación el discurso de Don Jorge Bueso Arias:
“Antes que nada, con su permiso, permítanme agradecer a Dios que me ha permitido estar con ustedes en este momento para participar en la desvelización de la placa que esa Junta Directiva bondadosamente se dignó dar mi nombre a este salón.
Después, naturalmente, deseo expresar a ustedes, en mi nombre y en nombre de toda mi familia, mis sinceros agradecimientos por este honor y distinción que me hacen estando yo todavía en este mundo para agradecerles y, confieso, sentir cierta satisfacción por este acto.
En estos momentos quiero tener presente y quisiera recordar a todas las personas que en el transcurso de mi desempeño en el oficio de banquero me han ayudado y apoyado.
Principio, naturalmente, por mi familia, especialmente por mi señora esposa, doña Mercy, que me ha apoyado y estimulado en todos los momentos de mi desempeño en la banca, principalmente, porque siendo ella una dama que había vivido en la capital de Costa Rica, San José, y en la capital de Honduras, Tegucigalpa, accedió a trasladarse conmigo a Santa Rosa de Copán cuando fundamos el Banco de Occidente en 1951.- Y recordemos que en aquel entonces, Santa Rosa no tenía comunicaciones por carretera en invierno y el servicio de luz sólo se prestaba de 6:00 a 10:00 p.m., y era un lugar pequeño y sin las comodidades que habían en Tegucigalpa.- Comprendo que era un sacrificio para ella, pero gustosamente lo hizo.
Después, a mis padres, Ingeniero Manuel Bueso y Lastenia Arias de Bueso, a mis hermanos, Héctor, Luis y Enrique (todos ya fallecidos) a mi hermana Alma Luz, que me siempre me apoyaron en el inicio y operación del Banco. A mis hijos, Isabel y Manuel Venancio, quien es hoy miembro de la Junta Directiva de AHIBA; a mi nuera, Yoyita Corrales y a mi yerno, Luis Felipe Lardizábal; a las nietas y nietos que siempre me han respaldado y comprendido que a veces por atender el negocio de la banca, no desempeñaba el papel de abuelo, cuando tenía que haberlo hecho.
Después, yo quisiera también aquí recordar a las personas que me enseñaron y ayudaron desde cuando yo empecé a trabajar como cajero en la Compañía de Seguros y Caja de Ahorros El Ahorro Hondureño el 15 de mayo de 1942, hace más de 71 años.- Especialmente quiero recordar al Ing. Manuel A. Zelaya, quien era el Gerente General de El Ahorro Hondureño, que era un hombre muy íntegro y muy recto, por sus enseñanzas y consejos que de él recibí durante los 9 años que trabajé con dicha empresa.
A los banqueros de aquel entonces, don Donato Díaz Medina, Gerente de Banco de Honduras, don Fernando Sempé, Gerente de Banco Atlántida en Tegucigalpa, únicos bancos que en aquel entonces operaban en Honduras, a don Fernando Villar, funcionario de Banco Atlántida, por sus consejos y enseñanzas que de ellos recibí.
Después, aunque no mencione la gran mayoría de ellos por ser muchos, sí quisiera en estos momentos recordar las personas que integraron y arriesgaron invirtiendo en acciones de la nueva institución que se creaba en Santa Rosa, y que era el primer banco que se fundaba después de que se había creado el Banco Central de Honduras y la primera Junta Directiva del Banco de Occidente, empezando por mi padre, Ing. Manuel Bueso Pineda, Dr. Jesús H. Medina, Don Ramón Medina Cueva, el Abogado Manuel Luna Mejía, don Salvador Canahuati y don Rodolfo Nater, un banquero suizo, que se había trasladado a vivir a Honduras y de quien recibí también muchas enseñanzas. Después, naturalmente, a todas las directivas, funcionarios y empleados del banco que me han apoyado en nuestra gestión y que han hecho la institución que hoy es el Banco de Occidente, porque ellos, en realidad, han sido quienes hicieron crecer a la institución. Por supuesto, agradecer y reconocer a muchos de ustedes, colegas banqueros y a otros muchos banqueros que ejercieron esa función en Honduras y de quienes mucho aprendí y quisiera aquí especialmente mencionar al Dr. Paul Vinelli, con quien tuvimos muchas discusiones e intercambios de opiniones cuando entre los años 1952 – 1954 fui Director del Banco Central de Honduras y él era Asesor del mismo. Mucho aprendí de él y mucho me obligó a estudiar moneda y banca y economía para poder intercambiar opiniones, y a veces hasta puntos de vista contrarios, pero a quien yo siempre respeté mucho.- Igualmente a don Roberto Ramirez, Presidente del Banco Central de Honduras de quien mucho aprendí, por supuesto, también de mi hermano Guillermo Bueso que también mucho me ayudó y aconsejó.
A todos ellos, pues, yo quisiera en estos momentos públicamente agradecerles y decirles que recibo esta distinción creyendo que, si la merezco, se debe, en gran parte, a las enseñanzas y apoyo que me dieron.
Todos sabemos que la administración bancaria más que ciencia es un arte y que sólo se llega a dominar –o a medio dominar– por la experiencia y los años de servicio atendiendo al público que busca nuestro apoyo, estando consciente de la gran responsabilidad que tenemos ante quienes, confiando, principalmente, en nosotros, los Directores y altos funcionarios de un Banco, depositan sus ahorros en la institución, talvez, los ahorros de toda una vida.
Sabemos que tenemos que tomar riesgos porque es parte de nuestra formación y responsabilidad saber tomarlos, pero siempre recordando aquella recomendación que se nos da a los banqueros, que si vamos a pecar por extremos, pequemos por exceso de prudencia y que, por lo tanto, tenemos que procurar invertir prudentemente los recursos confiados a nuestro cuidado. También, tenemos que recordar nuestra responsabilidad para, ayudar, a través del crédito y nuestras inversiones, al desarrollo de nuestras comunidades.
Como seres humanos que somos todos vamos a cometer errores, como yo los he cometido.- Yo aconsejo a nuestros funcionarios que la peor decisión que podemos hacer es decidir no decidir, porque eso paraliza todo. Que decidamos que siguiendo los principios de honestidad, de las buenas técnicas y actividad bancaria, basados en nuestros conocimientos y experiencia.- Nosotros, como banqueros, tenemos que tomar decisiones sabiendo los riesgos que toda operación conlleva, pero sabiéndolos tomar y aceptar y que cuando uno de esos riegos se materializa actuar siempre con prudencia y prontitud y así reducir al mínimo los efectos negativos que ello pudiera tener en la institución. Podríamos decir que por eso y por saber tomar los riegos se nos paga.
En fin, yo sé que estoy hablando con un buen número de personas que comprenden y aceptan ese papel y que lo han desempeñado muy exitosamente, ya que nuestro sistema bancario hondureño es sólido y creo que está en una muy sana situación financiera, por lo que yo los felicito a todos los aquí presentes y a todos los banqueros que en Honduras ejercemos esta profesión.
Un poco, a veces, alguno lo hemos sentido, y es que por excederse en ciertas operaciones especulativas, vino el descalabro financiero sufrido en el año 2008 por sistema bancario norteamericano y europeo y, por lo mismo, se aprobaron leyes y normativas que considero que en la actualidad ya se han excedido de lo que realmente es necesario para supervisar y regular la actividad bancaria.
Creo que Honduras no es la excepción y podríamos decir que en estos últimos años hemos sufrido de un exceso de normativas y regulaciones que han vuelto más lento y costosa nuestra actividad bancaria, muchas veces sin necesidad de ello.- Al fin y al cabo, nosotros los banqueros y altos funcionarios, somos los primeros auditores y reguladores de todas nuestras actividades.
Pero bien, es cuestión de los tiempos y esperamos que pronto se suavice ese exceso de regulaciones bancarias, no sólo en Honduras, sino en todo el mundo.
Quisiera, pues, reiterarles a ustedes, a la Junta Directiva de AHIBA, mi agradecimiento por la distinción que me hacen al dar mi nombre a este salón; agradecerle a Dios, repito, porque me permitió enterarme de ello estando todavía en vida, agradecerle a mi familia y a todas las personas que me han ayudado y apoyado en mi carrera como banquero y a todos los funcionarios y empleados del Banco que son, repito, los que realmente han ayudado a hacer la institución que hoy es, a todos ustedes aquí presentes señoras y señores, MUCHÍSIMAS GRACIAS.”